Amado Dios, hoy me presento con humildad ante Ti, seguro que mi suplica será escuchada pues Tú eres el camino, Tú eres la verdad y solo Tú eres alegría. Discúlpame por estar decaído aun cuando me das cada día miles de razones para sonreír.
Gracias por el milagro de despertar cada mañana, gracias por la dicha de poder apreciar tu creación y ante todo gracias porque aunque en mi vida hayan algunos días grises, tengo el valor, la voluntad y la fuerza para ponerme de pie y seguir adelante. Recuérdame también señor que sin importar la situación, después de cada tormenta vendrá un maravilloso y radiante día de sol. Te pido con amor que me sigas acompañando por el pasaje que cada día debo caminar y que cuando mi alma se llene de dudas, seas Tú quien me recuerde que tus planes son mejores que los míos y que cada cosa que hoy sucede hace parte de tu plan maestro. Amado Dios, yo se que detrás de lo que hoy parece una prueba se esconde una gran bendición. Por eso te pido que seas mi roca y mi refugio. Por favor detén la tempestad que hay en mi vida y calma ya las aguas. Y si en algún momento llegase a perder la fe, susúrrame palabras de esperanza que me ayuden a afrontar la vida sin temor y con valentía. Señor, te pido que nunca me abandones, porque cada día que pasa necesito más de tu amorosa presencia. En tus manos pongo mi vida con la seguridad absoluta de que te llevarás la tristeza y el dolor y pronto harás que vuelva a sonreír. Es en Ti donde pongo todos mis anhelos y esperanza, pues confió en tus maravillosas promesas. Amén.
Hacer esta oración con fe te permitirá acercarte a Dios para entregarle a él tu vida, tus anhelos, tus más grandes sueños y pedirle que llene tus días de alegría, plenitud y bendiciones. Confía y sé feliz, pues Dios te ama, sus promesas son eternas y Él colmará tu vida de cientos de razones para sonreír.
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